jueves, 25 de octubre de 2007

DON PABLO ESCOBAR GAVIRIA









DON PABLO ESCOBAR GAVIRIA (EL CAPO DE LA COCAINA)



Si existe un nombre en este país y quizas en el mundo que no necesite de ninguna referencia es sin duda el de Pablo Escobar Gaviria. El 2 de diciembre de 1993 cayo el capo del cartel de Medellín y nacía un mito. Desde entonces, la tumba más visitada del cementerio de Montesacro es la de Pablo Emilio Escobar Gaviria, "el muerto más visitado de Colombia", un hombre que comenzó alquilando bicicletas y cómics cuando era niño y terminó poseyendo una fortuna de miles de millones de dólares y un poder que hizo tambalear los cimientos de una nación. Así, a lo largo de su historia, Escobar aparece a veces como un guerrero que despertó la admiración de sectores excluidos que lo consideran un héroe, y otras como un villano que hizo de la muerte un negocio para someter al Estado y a la sociedad.







Su figura y vida ha tomado proporciones míticas tanto en nuestro país como a nivel mundial. En los años 80 fue uno de los diez hombres más ricos del mundo según datos de la revista Forbes. En los 70 un delincuente menor con una única visión: o en sus propias palabras, convertirse, antes de su muerte, en el narcotraficante más importante del siglo XX. Pablo Escobar sin duda lo consiguió.







Nacido el 1 de diciembre de 1949 en la comunidad campesina conocida como El Tablazo, cercana al departamento de Antioquia. Cursó estudios de bachillerato en una escuela de MEDELLIN donde distintas versiones indican que se unió a una banda que se dedicaba a robar lápidas de los cementerios para luego venderlas. De ahí pasó al robo de autos y muy pronto se vio involucrado en el tráfico de marihuana.







Entre 1970 y 1973, cuando se comenzó a hablar del ingreso del alcaloide a Medellín procedente de Perú y Bolivia, Escobar Gaviria ya servía de conexión para el transporte de enervantes y materia prima para procesar cocaína. Concibió y construyó pistas clandestinas dentro de sus múltiples propiedades (Hacienda Nápoles entre muchas) por donde partían y llegaban flotillas de aviones pequeños, piloteados por colombianos, peruanos, bolivianos o norteamericanos. Segun el escritor y periodista Edgar Arias Torres autor del famoso libro "Mercaderes de la Muerte" este fue el marco en el que Pablo Escobar comenzó a amasar, casi dos décadas después, los miles de millones de dólares de su fortuna.







A principios de la década de los 70, realizó múltiples obras de beneficio a la comunidad con dinero proveniente de la droga, lo que le permitió ganarse un gran número de simpatizantes. Del sicariato como del deporte, Pablo Escobar fue uno de sus mayores inversionistas, pero no su tutor o patrocinador de raíz. Cierto es que gracias a las canchas de fútbol que él mismo construyó en los barrios marginados de Medellín y Envigado fichó a las principales figuras de este género delictivo.







Debido a sus múltiples obras benéficas consiguió el apoyo popular de grandes sectores marginados que vieron en el su única alternativa para salir de la agobiante pobreza. Con su apoyo logró ingresar a la Cámara de Representantes por el nuevo liberalismo.







En 1982 Pablo Escobar Gaviria asistió a la posesión de Felipe González como presidente del gobierno español. Escobar, parlamentario colombiano en aquel entonces, fue invitado por el Partido Socialista Obrero Español a la ceremonia antes descrita, en otro de los hechos que corroboran su título como el capo de la mafia que mayor trascendencia política, social, económica, judicial, cultural y hasta deportiva tuvo en el siglo XX.













Una vez en el mundo de la política, no tardaron en identificarlo. Pablo Escobar fue expulsado por sus honorables colegas de partido político, en 1983, (donde aún tras su expulsión mantuvo su influencia), y pronto comenzó a exterminar a todos los que lo denunciaron públicamente, (entre ellos el Ministro de Justicia Rodrigo Lara Bonilla) siguiendo no sólo su modalidad de acallar testigos, sino que también utilizó otras plataformas de violencia y corrupción que ya estaban montadas, como las escuelas de sicarios.







Crecido en un barrio popular que irónicamente se conoce como La Paz, fue huésped de muchas potencias mundiales incluyendo Estados Unidos, desde cuyos cuarteles de defensa se montaron múltiples operativos junto con la policía y el ejercito de Colombia para aniquilarlo.
Acusado del magnicidio de Luis Carlos Galán Sarmiento, jefe del nuevo liberalismo, Pablo Escobar pareciera ser en ese instante de nuestra historia el culpable de todas las desgracias en Colombia







Las autoridades le atribuyen en 1989 el hacer estallar un avión de Avianca en pleno vuelo; 197 personas murieron inocentemente, con la intención de asesinar al entonces candidato Cesar Gaviria Trujillo, quien había recibido las banderas del nuevo liberalismo.







En diciembre del mismo año un autobús-bomba estalla frente al edificio del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), sede de la policía secreta, que causó 70 muertes y 500 heridos. Estos tenebrosos atentados y muchos otros mas tendrían entonces una huella inconfundible a juicio de las autoridades colombianas: Pablo Escobar Gaviria. Consecuentemente es declarado entonces el enemigo publico numero 1 de la nación.







Después de prácticamente acorralar al país y arrinconar al gobierno entonces presidido por Cesar Gaviria Trujillo, Pablo Escobar se entrega a la justicia en junio de 1991, con la condición de no ser extraditado a los Estados Unidos. El mismo provee su propia cárcel llamada "La Catedral", la cual mas que un sitio de detención es catalogada como un hotel cinco estrellas. Trece meses mas tarde al ser Pablo Escobar notificado por el propio gobierno que será trasladado de prisión emprende su fuga el 22 de julio de 1992, convirtiéndose en el suceso internacional más bochornoso que Colombia pueda recordar.







Se desatan multiples escandalos y reina la confusión que se riega como pólvora incendiando la dignidad y la competencia de un gobierno, de un pueblo y de toda una nación. Pablo Escobar está libre nuevamente y para muchos peor aún, fortalecido.







El gobierno arrinconado y desesperado crea entonces un cuerpo de élite conformado por 200 efectivos de la Policía y el Ejército colombianos, apoyados estrechamente por todos los cuerpos estatales de seguridad de los Estados Unidos.







Entra a operar el Bloque de Búsqueda liderado por el entonces Ministro de Defensa RafaeL Pardo. La cacería no da tregua hora tras hora, dia a dia y mes a mes. Se realizan cientos de operativos y rastréos con la tecnología mas sofisticada existente pero no logran encontrar nada diferente al almuerzo caliente del capo en sus mejores aproximaciones.







Colombia en medio de su frustración no tarda en percibir que la tarea de capturar al Capo iba para largo. País de contrastes no ve alternativa diferente a tomar dicha cacería con un timido humor nervioso. Las columnas en los diarios, los caricaturistas y hasta los programas humorísticos sacan partido de cada nuevo intento fallido del Bloque de Búsqueda.







Diez y seis meses después, tras de una ardua, intensa y sofisticada cacería y sólo protegido por un escolta que también murió en el operativo intentando cubrir la huida de su "patrón", Escobar fue localizado gracias al rastreo electrónico de dos llamadas telefónicas que hizo a su familia en Bogotá







"A Pablo le quitamos las fortalezas. Se desvertebró la red de taxistas y de bíper que lo protegía. Se empezó a diezmar la estructura que él llamaba militar, pero que era una estructura de delincuentes y sicarios", dice el general Jorge Daniel Castro Castro, quien comandó el cuerpo Élite que debía lograr la captura o la muerte de Escobar.







Las autoridades dieron de baja en enfrentamientos a algunos de sus hombres fieles. El Palomo, Tyson y Chopo, murieron, y otros hombres denominados por las autoridades como "importantísimos" en el cartel, fueron capturados. "Poco a poco esas medidas permitieron que él se fuera quedando solo y comenzara a desesperarse", comenta el general Castro.
Las autoridades impidieron además la salida de sus hijos hacia el exterior, aunque contaban con visas legales expedidas por la embajada estadounidense. La estrategia de acosarlo y agotarlo fue para la policía el medio para aniquilarlo.







Sus perseguidores localizaron el lugar de origen de las llamadas y encontraron en la vivienda prácticamente indefenso al otrora jefe de un ejército de pistoleros que obedecían ciegamente sus órdenes.













Aunque Escobar opuso resistencia disparando al mismo tiempo dos pistolas mientras trataba de escapar por el tejado de la casa en la que se había ocultado tiempo atrás, no logró eludir el fuego de la fuerza élite y su robusto cuerpo se desplomó con el rostro cubierto de sangre.
Aquel 2 de diciembre de 1993 será recordado por el mundo como el día en que murió el gran capo. Tras su muerte, considerada por Estados UnidoS como un éxito, muchos respiraron con más paz, pues sabían que Colombia jamás podría permitir que otro hombre adquiriera el poder y manejara la perversidad que manejó Pablo, quien no parecía distinguir entre el bien y el mal, como lo dijo un escritor.













Su muerte no sólo fue celebrada en el lugar por sus verdugos que con expresiones de satisfacción posaron para las fotografías junto al cadáver como si fuera un trofeo: también lo fue por los colombianos en general, encabezados por el presidente de la República, César Gaviria ex-secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA).







El júbilo también llegó hasta Washington, que a través de la embajada de Estados Unidos en Bogotá calificó la muerte de Escobar como un "éxito".







En efecto, con Escobar desaparecía el cerebro de la campaña más sangrienta de terrorismo indiscriminado que haya azotado a este país, de por sí habituado a convivir desde hace décadas con un estado permanente de violencia derivado del enfrentamiento armado de las guerrillas izquierdistas contra el Estado.







También quedó el mito. Algunos habitantes de los sectores nororientales de Medellín afirman que el Patrón aún se pasea por las calles, como un ciudadano común, un nuevo narco de bajo perfil.